Exactamente hace diez años, en el Club Unión de Tacna, el grabador Alberto Ramos Palacios inauguró una muestra personal constituida exclusivamente por colagrafías recientemente ejecutadas, varias de las cuales se pueden apreciar recopiladas hoy en su exposición antológica en el Museo del Grabado ICPNA, en la ciudad de Lima 1 . A partir de esas piezas de alta texturalidad y cromatismo encendido, tan distintas a las estampas xilográficas que lo caracterizan, comprendimos lo que dicha técnica aporta específicamente a su proceso creativo: en pocas palabras, le permite abandonar momentáneamente el virtuoso control de las gubias –cuchillas, clavos y punzones– con que graba la madera e incorporar el azar que conlleva imprimir una matriz tan heterogénea como la colagráfica.

En palabras del artista:

Me fascinan las superficies texturadas y la colagrafía me permite profundizar en eso. La considero una técnica de grabado más experimental (…) Hay que esperar el resultado como pasa con el grabado en metal y puede ser un resultado feliz o infeliz. Tampoco sale una copia idéntica a la otra (…) El problema es que la matriz de la colagrafía se consigue sumando materiales distintos – cartón, arena, soguillas, clavos, etc. – y esas texturas rugosas consumen mucha tinta. Se sufre mucho en el entintado y también en la limpieza de la matriz. Puedes preparar varias matrices al día pero la impresión es “La cosa”. Por eso, en la colagrafía uno puede experimentar imprimiendo.

(…) Las texturas tienen un lenguaje muy rico y más si a las formas sugerentes le sumas el color. Esas rugosidades de alta textura requieren de un papel que resista la presión de la prensa. Si lo tuviera a mi disposición produciría colagrafías continuamente. (…) Sus resultados me hacen pensar en los textiles

huaqueados, decolorados e incompletos. En la alfarería rota que pierde su decoración porque la sal aflora. En el arte rupestre, que está medio borroso y confuso. He tratado de acercarme un poco a esa belleza. También he tratado de sugerir algunas formas de elementos prehispánicos, sin copiarlos. 2

En esta ocasión y, una vez más, gracias al tórculo con que cuenta el taller de grabado de la Escuela Superior de Formación Artística Pública “Francisco Laso” de Tacna, donde se desempeña como docente desde hace muchos años, Alberto Ramos Palacios presenta una nueva colección de colagrafías inéditas, como siempre de difícil lectura por las formas –o figuras– recónditas que encierran y que demandan del espectador una mirada acuciosa y paciente. Sólo así vislumbraremos si en aquellas superficies abruptas –a veces pétreas y otras, orgánicas, que tanto seducen al tacto–, aflora una forma reconocible y asociable a su mundo figurativo, o si estamos ante una imagen eminentemente abstracta y resuelta como un acontecimiento cromático y textural, como sucede con un segmento de su obra pictórica.

1 “Alberto Ramos. Antología Gráfica 1981 – 2021”, realizada en el Museo del Grabado ICPNA, permaneció abierta al público del 27 de septiembre al 17 de diciembre de 2022.

2 Testimonio grabado, transcrito, corregido y ampliado por el artista en agosto de 2022 para el catálogo y la museografía de su muestra antológica.

Manuel Munive Maco