EXPOSICIÓN
BITÁCORA DEL TIEMPO/Retrospectiva 2000-2022

GALERÍA
Centro Cultural UNSA. Galería  I- II

ARTISTA

Yemi Alemán Achata

CURADURÍA
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PERIODO
Septiembre

Entre el esplendor y la bruma

Yemy Alemán, artista múltiple, docente y arquitecta de profesión, ha hecho de la pintura,
más que la concreción de una innata vocación, un arte que se refugia en el intimismo como
en el urbanismo tan caro a su imaginario. Sin olvidar la ambientación andina, de la cual
procede y a la cual recurre siempre para nutrirse de imágenes que escapan a la nostalgia
y a la añoranza, son la savia que fluye en cada estampa o en el ideario de un pueblo donde
la fantasía y la fiesta se combinan con el amor a la naturaleza llena de colores vivaces y
personajes tan suyos que se universalizan.

En esta retrospectiva de su fructífera carrera, Yemy nos brinda un rosario interminable de
las facetas de su arte. Siempre hemos dicho que una pasión y un simbolismo recorren cada
cuadro y, al mismo tiempo, la forja de un estilo caracterizado por un cromatismo insinuante,
a veces abierto y refulgente, donde los paisajes recobran su brillo y sus formas la nitidez de
los contornos que develan una poesía visual que deleita a la mirada, pero en otros cuadros
recurre a veladuras y gradación de colores como si los cubriera un velo de misterio, de
insinuación al onirismo propio de una interna lucha por emerger a la vigilia como el fluir de
la conciencia, según postulaban teóricos del arte. Es decir, un análisis interior de
sensaciones o pensamientos intimistas.

Como en toda muestra, que nos permite recorrer en cada sala un trayecto vital, la artista ha
hecho su propia selección según los impulsos de su creación, no como si los catalogara,
sino para tratar de identificar sus efectos en un espectáculo de sus sentimientos y
momentos creativos. Las vetas de su extensa producción pueden verse en esta muestra
como facetas vitales, vale decir como instantes en los que sus sentimientos o emociones
giran alrededor de ella, por ejemplo, en la serie dedicada a su familia vemos las imágenes
de su hija y no falta un autorretrato. En cambio, cuando se proyecta en su Lampa natal y
en los recuerdos de una fiesta y devoción continuas, todo es deslumbrante, los trajes
multicolores y los conjuntos vernáculos convocan, no a los ancestralismos conocidos, sino
a la expresión de un pueblo aferrado a su medio. De paso hay estampas de niñas o mujeres
felices con su destino.

Cuando aborda el paisaje rural como urbano de Arequipa sigue siendo una visión casi
encantada que se matiza con calles, iglesias, pasajes, tambos y donde, incluso, el centro

de la ciudad no cae en el bullicio sino en la calma, la sensación de permanecer en el tiempo
como el recuerdo de una vida ensimismada en su tradición. Pero la artista ha logrado una
síntesis de imaginación y realismo especial con sus cuadros de arquitecturas donde ha
labrado su estilo y su estudio del color para agregarle matices inusitados, aunque sean en
ella recurrentes, porque la composición y el enfoque particular tienden a una personalidad
pictórica que no se cansa de explorar la posibilidad de los matices sugerentes, entre el
misterio de ese momento auroral de la creación. El paso de la acuarela a las técnicas mixtas
favorece esa inmersión. Así también, nos explicamos porque algunos cuadros necesitan
expresarse en dípticos, en azul y en rojo. Si uno es frío y connota introversión, alejamiento
o tristeza y no siempre es nocturnidad sino ensoñación; el otro es cálido, vitalismo, pero
también pasión y dinamismo.

Yemy Alemán, ya consagrada como artista plástica que ocupa un lugar expectante en
nuestra cultura celebra su trayectoria con la esperanza de seguir deleitando y
sorprendiendo con su obras, como en el tango Veinte años no es nada, cuando se
persevera en afinar su arte y sigue poblando los lienzos con una visión realista o simbólica
donde la fantasía del color se concreta de manera sugerente.

Dr.Tito Cáceres Cuadros

 

Cuando el color habla más allá de sí mismo

El delicado oleaje de color sobre la textura de la cartulina habla de una pintora a quien la
vida le ha ofrecido caminos diversos, pero ante todo la meditación en el color, en la
composición, en la belleza esquiva. Ese difícil y a veces imposible punto de quiebre que
exige alimentarse de la artista, de sus mejores momentos, de su energía cotidiana, de sus
sueños. Lo menciono porque aquel momento está siempre presente en sus trabajos, el
encuentro de lo racional con lo emotivo, flujo y reflujo, meditación, instantes veloces y
fugaces de los cuales aparece el cuadro luminoso e iluminador.

La técnica misma exige una inteligencia especial, un plan y una discreta sagacidad para
adelantarse a los juegos del azar, para ese momento la artista guarda una respuesta que
está en su espíritu, dispuesta a saltar como un felino. Ello le ha permitido una obra
consistente, que no solo cuenta su historia, la historia de la vastedad de sus preocupaciones
y temas por más de veinte años de trabajo, si no de su convicción y de la lucha consigo
misma. De los instantes donde la victoria le es concedida como fruto, primero de su actitud
reconcentrada y luego de una sensibilidad muy especial.

La fabla salvaje dice que todas las mujeres son iguales, la colección de damas llevadas a
la acuarela por Yemy Alemán, desdice absolutamente ese latido equívoco del populorum,
que ha troquelado semejante despropósito. La mujer como todos los seres humanos, cada
cual con su manera de proyectarse, de ser para el mundo. Seis mujeres excepcionales y
distintas, personalidades, juntas podrían armar un país, a riesgo ellas de convertirse a
través de estas acuarelas, en íconos representativos de la época; ya lo son.

Desde la maravillosa matemática y conservacionista María Reiche, la bruja del desierto,
como la llamó el vulgo intolerante, antes que muerta más bien mujer que se mezcló con sus
sueños para ser parte de esa patria nebulosa y definitiva, hasta Blanca Varela, poeta del
idioma, otra patria sin fronteras que no sean las de mente, devuelta a una juventud
inmarcesible por gracia del agua y el color. O Chabuca Granda, mujer que supo romper
nuestras fronteras no con armas sino con sus melodías de alondra y transparencia, con sus
acordes de Perú.

A casi todas ellas las conocí en su esplendor, al contemplar estos rostros, más acá de la
belleza, más cerca, me despiertan una profunda melancolía. Algunas arrebatadas por la
parca antes de tiempo, otras asesinadas por la indiferencia del Estado, de la sociedad,
como el caso de Reiche. A Tilsa, con quien viajé de París a Lima, en julio de 1974, en lo
que sería su último viaje, en realidad venía a morir al Perú. Chabuca que fue a morir a
Houston, herida en el corazón, creía que los cardiólogos iban a recuperarla de aquello que
sólo cura el amor. Dos de ellas, conservacionistas de la Amazonía, amenazadas a ojos
vista por defender el patrimonio nacional, eso que es de todos; a Máxima Acuña la vi
aproximadamente hace un año, más fuerte que un relámpago, como son las mujeres de las
honduras del Perú.

Yemy Alemán, que bien conoce la figura femenina, y que tantas veces ha pintado niñas,
adultas y ancianas vestidas de bellísimos atuendos de danza, afronta en esta exposición el
retrato psicológico, la penetración de la persona, tarea difícil, propia de los maestros, y que
nos introduce a pensar que el pintor no solo sabe o debe saber de pintura, debe saber
mucho más. De historia y filosofía, de ciencias. La pintura es apenas la puerta de ingreso
al conocimiento humano, como lo sabían Alejandro y Teodoro Núñez Ureta, fundadores
venerables de una tradición, de un linaje. Los grandes pintores, en todas las edades, saben
que detrás de la pintura está el cerebro y el corazón humano, despierto como un niño recién
nacido, como lo sabe Yemy Alemán.

Dr. Omar Aramayo

BIOGRAFÍA DE LA ARTISTA

DIMENSIONES: 70 x 100  cm.
TÉCNICA:
Acuarela sobre papel

AÑO: 2019

DIMENSIONES:  46 x 60  cm.
TÉCNICA:
Acuarela sobre papel.

AÑO: 2021

DIMENSIONES: 46 x 60 cm.
TÉCNICA:
Acuarela sobre papel

AÑO: 2021