FULGOR DE LA SOMBRA

En este imaginario conformado fundamentalmente por habitaciones recoletas y austeras, en las que la luz del sol ingresa diagonalmente modelando plantas, animales domésticos y una presencia femenina que, desnuda pero completamente anónima, sube escaleras o reposa, toda alusión a los varones está proscrita. Una primera mirada nos lleva a pensar que estamos ante las visiones de irrealidad generadas durante la vigilia o el sueño. Pero mirando con más atención concluimos en que esas escenas umbrías, a pesar del misterio que las anima, son verosímiles y que en ello radica la virtud del conjunto que la autora nos ofrece en esta primera muestra individual: sus representaciones subrayan la cualidades surreales y poéticas de la existencia cotidiana amparada bajo la geometría de los espacios cerrados.

Angela Salas Puma (Arequipa, 1992) conoció la “punta seca” a fines de 2019 en el taller que sobre esa técnica impartió la grabadora Gloria Quispe Tinco como una de las “actividades formativas” de la 1ª Bienal de Grabado de Arequipa. El amor a primera vista con este nuevo medio parece que surgió allí porque con la “punta seca” podría multicopiar los complejos y bellos dibujos que ya ejecutaba con plumillas y estilógrafos. Dibujos de una vocación claroscurista que quien escribe conoció un poco después y cuyo estilo reconoce de inmediato en estas nuevas versiones impresas. Desarrollar un camino creativo en una técnica recién explorada no es fácil y se puede perecer en el intento. Felizmente la autora encontró en el taller de Luis Solorio el espacio idóneo de experimentación así como la orientación invalorable para acometer el trabajo acucioso sobre las matrices de metacrilato y también la prensa en la que imprimió toda la nutrida serie que hoy nos convoca. Debido a esta profusión la autora ha decidido prescindir de la “punta seca” con la cual obtuvo una Mención Honrosa en el Salón de Grabado “Bicentenario” convocado por la 2ª Bienal de Grabado de Arequipa y Enlace Art Gallery de Lima, en agosto de 2021, distinción que, sin duda, la estimuló para seguir grabando. Si aquella bienal fue creada para incentivar el ejercicio del grabado en los jóvenes artistas de la Ciudad Blanca, el caso de Angela es la mejor prueba de que alcanzó uno de sus objetivos.

Mencioné al inicio que los varones hemos sido desterrados de estas imágenes tan impregnadas de la subjetividad femenina de la autora… A menos que la luz solar presente en todas simbolice subrepticiamente lo masculino. ¿Es posible? Zeus solía metamorfosearse en cisne, toro o lluvia dorada con tal de unirse con las bellezas de las que se enamoraba irrevocablemente. Por lo menos la luz asedia o acaricia las escenas de las estampas de Angela y en algunas la muchacha, siempre desnuda, sale del recinto para acceder a esa luz.

Manuel Munive Maco / Agosto, 2022