La obra plástica de David Suca, iniciada hace 30 años, ha transitado entre la pintura, la escultura y la instalación con personajes, humanos y animales, de original dibujo y compartido ropaje. En el 2000 cambia de materiales y explora en volúmenes y artefactos que se contienen a sí mismos: hinchables, restablos y cuadros con forma, sostenidos en la transparencia de la mica, la resistencia de la lona plastificada y la ductilidad del plástico. Colores y brillos que representan la vida y lo vivo más allá de la mera sensación o disfrute hedonistas.

Hoy, en un encuentro consigo mismo –antes insinuado– y una reconciliación con el patrimonio cultural material e inmaterial, ancestral y latente, David Suca, deja el color que “maquilla” y redescubre el de la piel de los materiales en bruto como elemento expresivo de formas del pasado con alto contenido identitario. Así, su recurrente personaje sin cabeza, reposa sobre la piedra de Saihuite; rediseña el Intihuatana; sintetiza los relieves coloniales en el sillar; lleva a la madera figuras de Toro Muerto y escenifica costumbres y personajes en metal forjado.

Pero esta exposición no solo es una reconciliación personal, es un reconocimiento al otro en la multiculturalidad que constituye el Perú –que es nuestra fortaleza¬– y que David prolonga y evidencia en su arte como medio integrador, desde el quiénes somos y su aceptación como identidad con memoria y tiempo que elimina disparidades y logra igualdad en la diversidad que somos como país. Una exposición para verla como un espejo en el que nos reflejemos desprovistos de prejuicios, para descubrir, confirmar o rechazar nuestro verdadero ser.

Eduardo Ugarte y Chocano
Director MAC Arequipa

“Esa energía incontenible, que se integra al material, a la materia orgánica como la madera, a la materia inorgánica como la piedra de granito, la piedra de lava volcánica – sillar, fecundan atributos inaccesibles a la descripción y decodificación. Está su fecunda y sensible textura del hierro fuerte, que penetra en el calor para hacerla dúctil y plástica a punta de fuego, a través de la forja, necesidad de la mano acuciosa para hacerla notable, hacerla corporal y física, estas obras; que, a diferencia del nacimiento, ensalzan procesos, preocupaciones emocionales, sentidas de prácticas ancestrales, como los primitivos que aceleran su percepción para definir su trascendencia en esta vida física de relación con tres mundos: de arriba, del medio, que también une al mundo de abajo o la parte subterránea.

David Suca, ha usado su idoneidad práctica, perceptual, no se ha contaminado de prejuicios técnicos, su habilidad de las huellas, como el arte rupestre es perseguido por la energía del Sol y la Luna, por la energía de la Estrellas, de la Tierra, de los Signos Telúricos, de las Montañas, de Los Montes, de los Mares, etc. Ha laborado y contemplando lo heredado por sus ancestros, inmolando las consignas y símbolos marcados por las historias iconográficas, de todas las culturas del Perú diverso: sus Orqos, sus Apus, sus Lagos, sus Grietas, sus Sequías, sus Reflexiones, su Humanidad perseguida por su inconsistente colectivo, responde con moderación y expectativa esta grata Reconciliación Cultural; su propósito, de reconciliación ha sido también, reconciliarse con la identidad, con su pasado histórico y el reconocimiento que en este territorio, comulgamos de diferencias y aciertos, pasamos umbrales de simbiosis y formas de colectivos reconciliables por nuestra herencia ancestral. Es un volver a mirar a las cicatrices y entrañas nobles de nuestra identidad ancestral.

Prof. Nubelinda Martha Cabrera Espinal
Curadora independiente

La exposición se titula “Reconciliación Cultural” es el punto de partida de un reconocerse a sí mismo y su entorno vivo (folclor), latente, ancestral y cultural, existente en nuestras entrañas, ese reconocer al otro.

Parte del yo, ¿quién es yo?, es ese espejo que no deseo ver y reconocer, es el ideario social perdido, extraño irreconocible, a veces irreconciliable por prejuicios gratuitos arrastrados desde el colonialismo, la heterogeneidad cultural; por lo tanto, no entendiendo que gracias a el arte ancestral ¡cuán grande fuimos! somos y seremos, se puede concebir una reconciliación marcada por diferencias y por similitudes; se pudieron romper esas diferencias y plasmar nuevas ideas, nuevos conceptos de arquitecturas, folclor, sociedades, identidades mixtas, nueva cultura, que esta siendo depredada por la ignorancia y desinterés de EXTRAÑOS EN SU PROPIA TIERRA.

La MAGIA que elaboraron las distintas sociedades plasmadas en las artes, es importante volver a enlazarnos y ser uno de nuevo con ese PASADO y este PRESENTE único de grandes civilizaciones.

Citando a Sinthya Rubio, menciona en un artículo “… que, para la reconciliación, es indispensable reflexionar sobre la identidad. La identidad responde a lo que soy, pero también a lo que quiero ser; es casi una dualidad constante que, en algunos casos, se convierte en una lucha interna (personal) pero, de igual forma, en una aspiración social”. En otro párrafo escribe “La reconciliación en el Perú es reconocer al otro como parte de mi ser colectivo; en definitiva, es la oportunidad que tienen de revalorar y reconstruir su identidad como peruanos y peruanas”.

Quedo agradecido por los espacios expositivos y la oportunidad de esta nueva exposición para todos ustedes.

David Isidro Suca Huayta
Artista Universal