Generalmente tendemos a transmitir nuestras sensaciones, sentimientos y/o pensamientos de manera que esto involucre y forme parte de nosotros; el modo usual que utilizamos para transmitirlo es el lenguaje mediante palabras, y nos olvidamos de la parte interior de cada uno, aquello que a nuestros ojos despierta la extrañeza y lejanía que nos es puesto a prueba.

Acostumbrados a lenguajes o “estéticas” diferentes, muy pocas veces nos fijamos en nuestro propio ser interior o lo que concebimos de lo más simple.

En las escenas (acuarelas) que presenta Flor De Romaña, están planteadas de manera tan diferente o tan sutiles, a través de distintas metáforas que en realidad constituyen un autorretrato que evidencia ser ella misma, en lo que establecemos como identidad.

Pienso que detrás de cada cuidadosa imagen hay todo un relato, como ella misma lo dice, “es un constructo donde la justificación de elementos es meramente la obra; y el espectador es libre de ver en ello un mundo con un sinfín de posibilidades creacionales”.

Javier Spelucín
Artista Visual

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